Con la bajada de las temperaturas, la humedad presente en el ambiente y el resto de condiciones meteorológicas que se juntan en invierno, se aumenta la circulación del virus del resfriado común.
Se trata de una de las enfermedades más comunes y que está a la orden del día en la población y de manera más directa con nuestros mayores.
En primer lugar tenemos que saber diferenciar un resfriado de la gripe:
Nuestros mayores son más propensos a resfriarse en invierno o primavera, donde los cambios de temperatura son más bruscos, aunque es posible contraerlo durante cualquier época del año. Los síntomas generales son los siguientes:
- Dolor de garganta.
- Rinorrea
- Tos
- Estornudos
- Dolor de cabeza.
- Dolores corporales.
Suele durar entre unos 7 o 10 días, aunque si las personas que lo padecen tienen antecedentes de asma o afecciones de las vías respiratorias, pueden presentar enfermedades graves; tales como bronquitis o neumonía.
Decálogo para prevenir y aliviar los síntomas del resfriado:
- Descansar lo máximo posible, reposo en cama. De tal manera que las fuerzas se recuperen, y de manera rigurosa si existe fiebre.
- Se evitará en la medida de lo posible la exposición al frío y a la humedad. Se evitarán los cambios bruscos de temperatura y las bebidas frías.
- Lavarse las manos con frecuencia, según protocolo de lavado de manos habitual.
- Dieta rica en vitaminas y minerales, frutas y verduras.
- Ingesta de líquidos adecuada. Ayudan a eliminar la mucosidad, alivian el dolor de garganta y previenen la deshidratación.
- Dejar de fumar y evitar los espacios con humo.
- Gárgaras con agua caliente con limón y miel, acción emulgente.
- Uso de soluciones salinas para aliviar la congestión, lavado nasal con suero fisiológico.
- Consultar al profesional sanitario y evitar la automedicación.
- Ser responsable y cumplir con todas las tomas del tratamiento antibiótico.
Ekiñe Sánchez Ruzo
Coordinadora Asistencial TXURDINAGA GURENA